Cumple el ritual adormeciendo esa idea portadora de imágenes desfavorables, retira su mano del picaporte, adoloridos sus dedos por tantas vueltas dadas a la manija, procura sentir que había aliviado ese temor por haber cumplido con las docenas de repeticiones, la idea seguia ahí, pero de manera sutil su mente decía a si misma que debía repetir otra vez los pasos dados; apretando sus dientes retorna a la implacable rutina de purificación. Pronto amanecería nuevamente.
La realidad se amolda a la dispersa percepción la cual jamás obedece otra cosa que sus impulsos y miedos
lunes, 27 de mayo de 2013
TOC
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